Conoce el eneagrama desde gestaltexplora parte II Eneatipo 9 -La Pereza- – GestaltExplora
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Conoce el eneagrama desde gestaltexplora parte II Eneatipo 9 -La Pereza-

EL ENEAGRAMA, EL ESLABÓN PERDIDO

Antes de entrar de lleno en la descripción de cada uno de los egotipos, quiero incidir un poco más en el funcionamiento de todas las partes implicadas en lo que se refiere a la estructura o esqueleto del carácter.

Hablando en términos psicoanalíticos, la «neurosis», entendida por las teorías freudianas vendría dada por una interferencia en las primeras manifestaciones del deseo sexual. Es obvio que hoy en día esta teoría ya no se sostiene aunque más que ir desencaminada o ser errónea, sería una teoría excesivamente reduccionista y limitada en la comprensión de todos los agentes que están involucrados en la conformación de las distintas formas caracterológicas o rasgos, que vamos a ir desmenuzando en este viaje eneagramático. Desde mi experiencia teórico-práctica sobre qué se entiende por el término «consciencia» según distintas disciplinas, ya sea la «no-dualidad» en la meditación advaita, las corrientes orientales como el budismo y sus 8 estados de consciencia diferenciados, la interrelación del individuo con la realidad suprema y principio cosmogónico del taoísmo, la última actualización del manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, actualmente el DSM-5, etc., pareciese que todos están hablando de alcanzar una misma cosa con lenguaje y nomenclaturas distintas. Desde el eneagrama con una clasificación tan amplia y un carácter dinámico, me doy cuenta que este sistema unifica las diferentes teorías y da respuesta a muchos flecos o eslabones perdidos acerca de los estudios de la personalidad humana desde Hipócrates hasta nuestros días. Podemos hablar del alejamiento del verdadero ser, represión de pulsiones sexuales, vivir en la dualidad, estados de consciencia deficitaria, en definitiva, llamémoslo como nos dé la gana. En la escuela de George Gurdjieff, el Cuarto Camino, lo llamaba «personalidad», la posterior de Oscar Izacho lo llamaba «ego».

 

He aquí un gráfico que diferencia entre dos estados diferenciados de la consciencia. Nos vamos a centrar principalmente en el inferior o lo que se podría entender como la personalidad o un estado horizontal deficitario de la consciencia o esencia. Horizontal porque se puede representar en una línea de tiempo donde estamos jugando al eterno y malvado juego de los recuerdos y las especulaciones (elude el momento en transcurso o el aquí y ahora). Donde no solo la represión del instinto sexual es la única consecuencia más profunda de la neurosis y donde el centro emocional, el intelectual y la nueva perspectiva de los instintos con sus tres formas posibles, no sólo nos otorgan un mapa más completo sobre la psique, si no que nos prepara para adentrarnos de lleno en el apasionante mundo del eneagrama.

 

Para entendernos, cuando somos niños y antes de que el sistema cognitivo se desarrolle, estaríamos en ese estado superior de consciencia representado en la parte superior de la circunferencia. No jugamos a nada que en verdad no somos, nuestro sistema de orientación y regulación organísmica funcionan correctamente, vivimos en un estado impersonal y de no-dualidad. Paulatinamente a medida que vamos experimentando el mundo desde ahí, van confrontándose dos partes que la teoría psicoanalítica las denomina “ello” (presente desde que nacemos, es inconsciente y nos referimos a la manifestación de los deseos o pulsiones, busca el placer inmediato y  este sistema de orientación es controlado por el sistema reptiliano del cerebro) y el “Superyo” (es lo que desde la Gestalt denominamos el «perro de arriba», normativo y censor; es la instancia moral) y que esta lucha entre ambas partes condiciona considerablemente la función «Yo», según las teorías psicoanalíticas o «la función yoica» dentro del «Self” o el “Sí mismo», como lo denomina el enfoque Gestáltico.

Esta función “yo” se va a ver condicionada por este ajuste  y va a movilizar una serie de «mecanismos inconscientes o evitativos» que truncarán las verdaderas necesidades del individuo por un desequilibrio en el constante y continuo flujo de “contacto-retirada”. Se trata de un automático donde la persona no necesita poner la atención, es algo ya adquirido y mecanizado. Vamos construyendo unas «defensas neuróticas», jugamos a ser adultos desde una falsa carcasa y nuestro sistema de orientación y auto-regulación ya no responde a nuestras necesidades.  Son diferentes formas que adopta el esqueleto central de la personalidad o mejor dicho, sus 27 formas falsas o lentes a través de las cuales experimentamos el mundo que nos rodea; muy alejados de su esencia real.

Volviendo a los tres venenos budistas de la entrada anterior, cada uno de nosotros en función de la forma en cómo vayamos acomodando o ajustando la realidad a nuestras necesidades y las vamos actualizando a nuestras nuevas experiencias, es cómo vamos a ir incurriendo o «apasionándonos» en un primer lugar. Ese constante conflicto entre el «ello» y el «superyó» hará que nuestro centro emocional vaya apasionándose; posteriormente la pasión se apoderará de uno de los instintos. A partir de aquí iremos siendo más proclives a incurrir en alguno de los tres venenos, que según los budistas son los responsables de la degradación de la consciencia: La «ignorancia»  y sus dos formas deficitarias de la motivación, «aversión» o «avidez».

De ahí viene el sentido que se pretende dar a la educación, un método de aprendizaje basado en tragar conceptos de un innumerables conjunto de materias alfanuméricas donde sólo se pretende estimular el centro intelectual y preparar al individuo para competir, producir y a narcotizarse alejándose de su verdadera naturaleza para la que ha sido concebido y en detrimento de los centros emocional e instintivo. El Despertar la consciencia es justo lo que este sistema patriarcal quiere evitar para preservar sus propios intereses especulativos y de enriquecimiento ilícito.

Ahora sí, voy a comenzar en primer lugar describiendo el eneatipo 9. Comienzo por él, por la misma razón de la ley de tres, los tres venenos, por la simplificación en triadas o si te resulta más sencillo porque todo el sistema eneagramático parte del triángulo central sobre el que se construye el resto.

 

ENEATIPO 9 (LA PEREZA)

De los siete pecados capitales, la pereza, está considerada la madre de todos los vicios. El perezoso lleva una vida de escaso movimiento. -Está mal visto ser perezoso, lo que se premia es la diligencia-. Pero refiriéndonos al eneagrama no es de esta pereza de la que hablamos. Es la parte que me empuja y me dice que “tengo que hacer”, porque si no, no está bien. Los nueve son perezosos pero hacen cosas por los demás y buscan complacer y sacrificarse por los demás. A diferencia del eneatipo 2 que también hace bastantes cosas por los demás, aunque este espera de una reciprocidad, en los 9 se trata más bien un medio de estar fuera de ellos mismos, olvidarse de sus propias necesidades; algo así como un vaciado existencial y olvido de sí mismos. El miedo al conflicto y al no ser tenidos en cuenta pueden hacer reprimir su ira para evitar confrontaciones adquiriendo así la tranquilidad y comodidad que desea. Esto podría llevarles a un tristeza de la que rara vez le dan voz. Desde hay tienden a fundirse y confundirse con el otro, una forma de desconectarse de ellos mismos y entregarse al otro en cuerpo y alma. A partir de aquí se desprenden de una enorme responsabilidad y es el otro a partir de este momento el responsable de su placer o sufrimiento. Van construyendo una especie de «piel de elefante», se van insensibilizando y su tolerancia al sufrimiento es elevada. Sería el rasgo más masoquista por excelencia. Se llegan a olvidar de ellos mismos, tienen miedo de estar consigo mismos y todo lo basan en el sacrificio por los demás. Cargan con ellos una mochila, Ejemplo: “Tengo que preocuparme por mis hermanos”. Hay en ellos algo apagado, primario, básico, que se ve, y el sacrificio por los demás es el ajuste para compensar este apagamiento emocional. Están disociados entre mente y cuerpo e incurren en idealizaciones imaginando la situación óptima e idílica, aunque rara vez llegan a sentir en la realidad nada semejante. Su evitación al conflicto les produce una ira inconsciente que en alguna situación les podría llevar a estallar de repente. Al no ser tenidos en cuenta puede aflorar una profunda tristeza que desde su inconsciencia no le dan demasiada voz. Cuando se miran a ellos mismos encuentran un vacío, la nada, se han vaciado por los demás. Un personaje que podría definir bastante el carácter de los nueve sería Sancho Panza o Nelson Mandela, alguien que tiende a aplicar lo básico, lo que está ahí. Tienen la sabiduría del agricultor y posiblemente sean los menos neuróticos.

Una canción que explica los rasgos de un E9 nueve sería “Me olvidé de vivir” de Julio Iglesias. Los nueves, al igual que los 8 y los 1, es decir, los que están en la parte superior del círculo conforman la triada del instinto; es decir prima hacer cosas y siempre estar en la acción. Por ello se dice que son cuerpo en detrimento de su centro emocional o intelectual.

 

 

INFANCIA

Suelen ser personas que han tenido padres muy exigentes y sobreprotectores. Se suele llamar a este carácter la “piel de elefante”, con gran capacidad para resistir el dolor (no tanto al físico, si no emocional). Un carácter con tintes “masoquistas”, aunque no esté directamente relacionado con el goce al dolor, sino más bien por un miedo de fondo a ser castigado si goza.

Se mueven en una ambivalencia en cuanto al mandato de los adultos, con los que tiende a confluir para encontrar su forma de satisfacer sus necesidades. Pero esto dificulta enormemente su diferenciación, ya que este patrón continuado en el tiempo distorsionará su percepción en cuanto a la satisfacción.

Si se le intenta forzar a que disfrute de experiencias que en realidad para el niño no lo son (como en la ilustración inferior donde se ve a una madre obligando a comer a su hija), esto le confunde enormemente y progresivamente ira marcando límites con experiencias placenteras.

Progresivamente irá generando un miedo al conflicto e irá anteponiendo las necesidades del adulto a las suyas propias. De ahí que se forje un carácter proclive a hacer cosas por los demás (desde el más puro instinto, a diferencia de los eneatipo 2, no hay detrás ninguna intención de recibir nada a cambio), obviando sus verdaderas necesidades y olvidándose de sí mismos; de ahí se dice de no pretender mucho más que lo más básico para vivir.

 

 

INSTINTOS O SUBTIPOS

·         CONSERVACIÓN

Cuando la pasión se apodera del instinto de conservación ponen toda la energía en conseguir lo inmediato. Al pan y al vino. No se lían en lo que va a pasar; si hay que hacer esto lo hago sin pensar en mucho más. Lo más inmediato es comer, beber, cagar, follar, ir al campo, etc.- “Las cosas son como son, no te compliques”-. Pueden ser maníacos en grados más locos. Sustituyen el amor materno por el apetito. –“Por qué quieres éxito si te vas a complicar, adáptate, para que quieres más”-. Están en el aquí y ahora pero no son conscientes. Han creado una piel de elefante. Se ocupa de todos menos de sí mismo. A este subtipo le vamos a llamar “APETITO”.

·         SOCIAL

Les lleva a distraerse a través de la sociedad, centros deportivos, club, partidos políticos, etc. Se sacrifica por los demás siendo el buen tipo que siempre ayuda al otro. Pueden ser líderes, buenos políticos, buenos empresarios. A este subtipo vamos a llamarle “PARTICIPACIÓN”.

·         SEXUAL

Buscan la fusión con el otro. –“¡Este es mi hombre!”-, -“¡Esta es mi mujer!”-.  Una vez que ya tienen la confluencia hecha pueden dedicarse a todo lo demás. Es el menos nueve de los tres. Cuando rompen es para siempre y pasan a otra cosa. Tienen un punto más suave ya que es el sacrificio a través del otro. Se olvida de sí mismo porque está con el otro. Es el más tierno. Físicamente el menos corpulento, el menos grueso. A este subtipo vamos a llamarle “FUSION”.

 

AJUSTE DINÁMICO

Tanto en la versión más neurótica (flecha roja), como en la menos neurótica (flecha verde), no quiere decir que el eneatipo 9 se vaya a convertir en un 6 o en un 3 respectivamente. La estructura de la personalidad puede ser más o menos flexible, pero nunca cambia de forma. Un eneatipo nunca se podrá convertir en otro. La flecha sólo representa el significado de «inercia»: Propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo relativo o movimiento relativo. Es decir, podemos estar moviéndonos en unos márgenes relativos de neurosis siendo mayor si la inercia del comportamiento se dirige a un eneatipo 6 y siendo menor si la inercia se orienta hacia el 3.

Su peor versión (más neurosis)

En los momentos de mayor estrés, cuando el marcado optimismo y los recursos habituales del perezoso son insuficientes, el nueve se mueve hacia el eneatipo 6. Cuando esto ocurre, surgen inseguridades y dudas bajo una visión más depresiva y pesimista.

Se resiste aún más a través de su agresividad pasiva ante las exigencias de los demás. En situaciones más extremas puede mostrar una rabia desbordada en forma de acusación hacia el otro, disparando incluso el pensamiento paranoide.

Su mejor versión (menos neurosis)

Por otra parte, el nueve tiende al eneatipo 3 en su movimiento hacia la integración, lo cual le lleva a adoptar una actitud mucho más diligente y práctica en torno a hacerse valer. Saca energía para procurarse un mayor bien hacia sí mismo.

Comienza a valorar su tiempo, sus necesidades y su persona en general. De esta forma se permite ocupar el puesto que le corresponde en el mundo, abandonando su tendencia automática hacia la entrega altruista y prevaleciendo su necesidad sobre la de los demás.

¿Te ha gustado? Continuara.

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